Cazador
Pájaro Flopy
Sapo Tomás
Ardilla Lucía
Lechuza Micaela
Tortuga Jovita
Aquel tibio y tranquilo día en el bosque, Flopy, un pajarito del lugar escuchó el ruido de un disparo. Muy apurado fue en busca de sus amigos para ponerlos al tanto de lo ocurrido.
La ardilla Lucía, el sapo Tomás y la lechuza Micaela, se hallaban muy entretenidos charlando de sus cosas. Flopy, llegó muy agitado.
Flopy -¡Chicos! ¡Chicos!
Ninguno dejó de hablar.
Flopy ( insistiendo) -¡Chicos! ¡Chicos! ¡Escúchenme!
La lechuza Micaela -¡Chissssssssss! ¡Oigamos a Flopy!, ¡tiene algo que decir!
Se produjo un momento de silencio.
Flopy -Quiero decirles que...
Sus amigos, volvieron a charlar entre sí.
En ese momento se pudo oír otro disparo. Todos miraron hacia el cielo.
Flopy -¡Eso era lo que les quería decir! ¡Están disparando! ¡Espero no destruyan mi nido! ¡Hay un cazador en el bosque!
Ardilla Lucía -¡Vamos chicos! ¡Vamos despacito sin hacer ruido!
Muy lentamente se alejan del lugar. En el camino se les sumó la tortuga Jovita.
Tortuga Jovita -¿Puedo saber hacia dónde vamos? ¿Qué pasa?
De repente descubren al cazador dispuesto a disparar nuevamente.
Flopy se separa de sus amigos y vuela muy bajito hasta su nido y piensa para sí ¡Ojalá no dispare!
¡Qué suerte todavía esta enterito!
El pobre Flopy, temblando, con sus plumas bailándole en su pequeño cuerpito, quiso esperar en el lugar a que el cazador se alejara.
Vio entonces que, cómo el hombre se dirigía hacia el árbol donde la ardilla Lucía, tenía su casa. Voló una vez más en busca de su amiga para informarle lo que estaba sucediendo, pero ella y sus amigos, nuevamente no escucharon a Flopy por hablar entre ellos.
Se oyó un disparo y todos muy silenciosamente se aproximaron al lugar todo cuanto les fue posible y ¡Ay! ¿Qué vieron? El cazador preparaba sus herramientas para comenzar a cortar la leña y justo estaba frente al árbol donde la ardilla tenía su casa. Desconsolada Lucía quiso ir hasta el lugar pero sus amigos no se lo permitieron por ser muy peligroso.
Ardilla (Llorando desesperada) -¡Si yo estaba dentro, quizá no la hubiera destruido! ¡Quiero ir! ¡Debo ir!
Flopy -¡No! ¡Ahora no puedes ir! Yo quise avisarte como a los demás para que supiesen que andaba alguien con un arma pero... no me escucharon, siguieron hablando, y bueno ahora ya es tarde. ¡Debemos quedarnos acá! ¡Ahora cálmate, Lucía! Yo te ofrezco mi nido, no será tan cómodo como tu casa, pero al menos no pasarás la noche a la intemperie.
Ardilla Lucía -¡Oh gracias! ¡Sos muy amable! Mañana comenzaré a construir una nueva casa.
Mientras esto acontecía, el cazador juntaba sus pertenencias y emprendía su retirada del lugar.
La tarde lentamente se alejaba e iba cubriéndose de sombras el bosque. Fue en ese momento cuando la lechuza Micaela propuso -Chissssssss, vamos a reunirnos chissssss, cuando salga la luna para acompañar a Lucía esta noche, chissssss.
Flopy -¡Sí, traeremos algo para beber y comer, así la noche pasará más rápidamente!
Sapo -¿Y si traigo mi guitarra y cantamos?
Flopy -¡Dale traela!
Así fue que permanecieron reunidos hasta el amanecer, acompañando a su amiga, dando muestras de gran solidaridad.
Pero ¿Qué dicen de las veces que Flopy les quiso hablar y no lo escucharon?
Quizás la ardilla Lucía hubiese conservado su casa de haber escuchado a su amigo, estando en su casa cuando llegó el cazador.
¿A ustedes qué les parece?
¿No piensan que es muy importante, aprender a dejar hablar y escuchar a los demás?
TELÓN
Susana E. Irigoite
Hola Susi! Felicitaciones! Hermoso cuento. Gracias por compartir. 🙏🌹
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